(P) Hugo Napoli, 2020.-
¿Qué debe poseer el informático para ser creíble al emitir opinión?
Introducción.
Varios casos o situaciones me llevaron a escribir este artículo, pero, de entre ellos, hubo algunos que llamaron poderosísimamente más mi atención, y fue un último caso, el que me impulsó a hacerlo de inmediato.
Todos estos, fueron una suerte de debate o problema tratado desde la típica visión del técnico en contraposición a la del licenciado, o a la del ingeniero.
Obsérvese que no escribo "visión de...", sino "típica visión de...", y con esto, entre otras cosas, quiero decir que, aunque entiendo que no todos los profesionales portadores del mismo título opinan de igual manera sobre los mismos acontecimientos (porque tampoco creo en afirmaciones del estilo "todos los hombres son iguales", o "todas las personas del signo astrológico de acuario poseen similares características") -porque la experiencia de cada persona determina sesgos y direccionamientos, además de la capacidad que haya en ella para comprender y conocer en profundidad los temas técnicos de los que se hable- tampoco he de omitir que el rango, categoría o nivel del título profesional, pesa. Y mucho, en ocasiones.
Hay veces en las cuales la batalla se pierde en el "título contra título", sin llegar a la arena, sin mediar debate ni posibilidad de argumentación alguna, más aún cuando una persona de titulación de peso es también tu jefe, tu compañero de trabajo "par" o tu posible empleador.
Cuando las personas nos ponemos a discutir de cosas que no sabemos, experiencias que no hemos tenido, conocimientos que se supone que deberíamos haber aprehendido pero que no hemos podido conocer más o menos a fondo, es cuando nos aferramos al título por cuestiones de seguridad (algún problema grave que no sabemos resolver aparece en nuestro ecosistema) para "sacar cartel" (dejar más en claro que "sabemos"), inferiorizar, amedrentar, bastardear al otro (alguien muy competente aparece en el entorno próximo inmediato y "hay que mantener el prestigio cueste lo que cueste"). Esto, no creo que pueda adjetivarse o calificarse de otro modo que con los términos siguientes: desconocimiento, vergüenza, miedo a la total exposición, inseguridad, soberbia, inexperiencia, narcisismo, impunidad, ineptitud, en fin... mediocridad con sesgos de malicia o impureza.
Obsérvese que no escribo "visión de...", sino "típica visión de...", y con esto, entre otras cosas, quiero decir que, aunque entiendo que no todos los profesionales portadores del mismo título opinan de igual manera sobre los mismos acontecimientos (porque tampoco creo en afirmaciones del estilo "todos los hombres son iguales", o "todas las personas del signo astrológico de acuario poseen similares características") -porque la experiencia de cada persona determina sesgos y direccionamientos, además de la capacidad que haya en ella para comprender y conocer en profundidad los temas técnicos de los que se hable- tampoco he de omitir que el rango, categoría o nivel del título profesional, pesa. Y mucho, en ocasiones.
Hay veces en las cuales la batalla se pierde en el "título contra título", sin llegar a la arena, sin mediar debate ni posibilidad de argumentación alguna, más aún cuando una persona de titulación de peso es también tu jefe, tu compañero de trabajo "par" o tu posible empleador.
Cuando las personas nos ponemos a discutir de cosas que no sabemos, experiencias que no hemos tenido, conocimientos que se supone que deberíamos haber aprehendido pero que no hemos podido conocer más o menos a fondo, es cuando nos aferramos al título por cuestiones de seguridad (algún problema grave que no sabemos resolver aparece en nuestro ecosistema) para "sacar cartel" (dejar más en claro que "sabemos"), inferiorizar, amedrentar, bastardear al otro (alguien muy competente aparece en el entorno próximo inmediato y "hay que mantener el prestigio cueste lo que cueste"). Esto, no creo que pueda adjetivarse o calificarse de otro modo que con los términos siguientes: desconocimiento, vergüenza, miedo a la total exposición, inseguridad, soberbia, inexperiencia, narcisismo, impunidad, ineptitud, en fin... mediocridad con sesgos de malicia o impureza.
"Madera" o "espíritu" del ser computacional-informático.
Intención observadora y constante actitud de auto-cuestionamiento.
Los sistemas informáticos que crea, mantiene y configura, las innovaciones que logra plasmar, las recomendaciones que efectúa, deben estar siempre puestas en observación, tanto por él mismo, como por su "entorno-radio de acción". No existe un sistema infalible que dure por siempre. En Informática, siempre se transita por el camino del eterno "mejor mientras tanto". Jamás se llega a un lugar de reposo absoluto. Sí se abordan zonas más seguras, de mejor rendimiento, y en definitiva, de preferencia, pero jamás, "descansarse" en ello por meses o años, será un criterio aceptable.
Humildad.
¿Cuántas veces nos hemos enterado de situaciones como la que sigue?
"Señor/señora: yo entiendo que a ud. el equipo le funcione mal, pero, yo estoy trabajando con él, y no he visto nada raro. Este equipo está funcionando bien, debe ser un problema de la línea eléctrica, o del mismo uso, o bien algo que ud. no está haciendo correctamente."
Si el usuario dice que su equipo "funciona mal", hasta no lograr reproducir la misma situación -o descubrir, o solucionar el problema-, no se debe dar por sentado que el mismo es poco inteligente (lamentablemente, en los talleres de servicio técnico, muchas veces se los trata de estúpidos "tontos" a los clientes), poco instruídos ("este/a no sabe nada de Informática") o delirante (esto nunca pasó, este/a está llamando la atención, porque no tiene nada mejor que hacer). Peor aún es cuando -y aquí vuelve a la carga el peso de una titulación sobre otra, o de un oficio sobre otro- se dice entre pares: "¡qué podemos esperar de un sanitario (mecánico, panadero, taxista, etc)!", ¡como si el informático fuese experto en todos estos oficios, además de aquél en el cual él mismo dice poseer experticia!
La petulancia delata y denota tanto desconocimiento como auto-sobrevaloración.
La petulancia delata y denota tanto desconocimiento como auto-sobrevaloración.
Poseer mentores o referentes respetados.
Nunca, alguien, será "quien sepa más", "quien posea la mayor experiencia", o "el/la mejor", en un mundo tan dinámico.
Sí podemos ser "quien sepa más" de nuestro círculo, "quien posea la mayor experiencia" de nuestro entorno, o el/la mejor para nuestros amigos o clientes, pero no dejemos que eso nos tiña de petulancia, soberbia, que nos coloque por encima del resto. Nos podrán repetir miles de veces que somos los mejores... Nos podrán tratar como tales... Pero que nosotros nos lo creamos y actuemos en petulante consonancia, ya es harina de otro costal... (1)
Apego a la realidad.
Saber que somos prescindibles: lo imprescindible es el cargo (o espacio de trabajo surgido de la necesidad laboral u organizativa de un ambiente laboral determinado), generalmente; no un profesional -determinado- en sí.
Además, no olvidemos que ninguna carrera u oficio puede realmente colocarnos por encima de otras carreras, oficios, ni mucho menos, de personas sin oficio, puesto que estamos hablando de actividades diferentes que conducen a experiencias distintas y también necesarias... De otro modo, ¿por qué existirían, de no ser así?
Además, no olvidemos que ninguna carrera u oficio puede realmente colocarnos por encima de otras carreras, oficios, ni mucho menos, de personas sin oficio, puesto que estamos hablando de actividades diferentes que conducen a experiencias distintas y también necesarias... De otro modo, ¿por qué existirían, de no ser así?
Actitud cuestionadora.
No reproducir los mismos escenarios que aquéllos que le son impuestos por limitaciones técnicas a los usuarios.
Cuando el usuario o cliente manifiesta situaciones tales como "esta máquina se tranca todo el tiempo" o "acá Internet viene y se va cuando quiere", se tiene que deber a algún problema en particular que el profesional a cargo debe ser sensible de descubrir, solucionar y explicar de manera sencilla y respetuosa a las personas que fueron víctimas de dicho inconveniente.
No reproducir los mismos escenarios que aquéllos que le son impuestos por limitaciones técnicas a los usuarios.
Cuando el usuario o cliente manifiesta situaciones tales como "esta máquina se tranca todo el tiempo" o "acá Internet viene y se va cuando quiere", se tiene que deber a algún problema en particular que el profesional a cargo debe ser sensible de descubrir, solucionar y explicar de manera sencilla y respetuosa a las personas que fueron víctimas de dicho inconveniente.
No es una actitud profesional -ni deseable-, el acto de devolver respuestas del estilo ya citado "esta máquina funciona perfectamente; la usé durante 'xxx' cantidad de horas y no me dio ningún problema" (y devolverla sin haberle hecho nada o casi nada en función del problema acusado por el usuario), o "acá la conectividad no tiene problemas que yo/nosotros haya/hayamos detectado; el problema tiene que estar en otro lado (por ejemplo, ANTEL)".
Cuando vamos al médico, nos sentimos tranquilos al escucharlo decirnos "ud. tiene esto, esto y esto, y debe realizar este tratamiento (o ingerir esta medicación) para mejorarse". Si nos dijeran "oiga, tome esta pastilla y deje pasar al siguiente", o bien "ud. está haciendo pamento (o aspaviento); retírese, que tengo mejores cosas que hacer que perder el tiempo con ud."... ¿cómo nos sentiríamos?
Pues, así es como se siente el usuario cuando le responde un infradotado empático, aunque este sea un premio nóbel en física cuántica.
Cuando vamos al médico, nos sentimos tranquilos al escucharlo decirnos "ud. tiene esto, esto y esto, y debe realizar este tratamiento (o ingerir esta medicación) para mejorarse". Si nos dijeran "oiga, tome esta pastilla y deje pasar al siguiente", o bien "ud. está haciendo pamento (o aspaviento); retírese, que tengo mejores cosas que hacer que perder el tiempo con ud."... ¿cómo nos sentiríamos?
Pues, así es como se siente el usuario cuando le responde un infradotado empático, aunque este sea un premio nóbel en física cuántica.
Conocimiento historico-técnico.
Cada disciplina debe compararse -si es que esto deviene en menester-, consigo misma, con su evolución, sus propósitos históricos, y no con otras especialidades (en principio). Resulta básico y evidente, concluir entonces en que, para ello, ha de conocerse el origen y la evolución de esta especialidad.
El verdadero profesional, debe haber nadado vigorosa, extensa y profundamente en las aguas de la materia objeto de su estudio, y haber obtenido experiencias que puedan ser aplicadas no solamente en un caso cada cien, sino también en el día a día. Y no por eso, debe desechar la idea de flotar en su superficie, para experimentar qué se siente. Dicho de modo menos poético y yendo "al hueso": debe de conocerse el origen, la evolución, y el presente de la especialidad que hayamos elegido (así como todas o la mator cantidad de ramificaciones posibles), para poseer autoridad moral para opinar.
La autoridad jerárquica, se basa en la obediencia de cualquier precepto, por miedo a las consecuencias de un omnipresente castigo ante la omnisciencia del trabajador. La autoridad moral (incluso la ética), surge de manera natural en las personas, debido no a su poder de coercitividad, sino a su gran e incuestionable capacidad de conocimiento y desempeño, bajo casi cualquier situación que pueda acontecer. Y, para esto, querida amiga y querido amigo, no se necesitan solamente títulos, sino valores humanos que solo se aprenden en el seno de una familia con sensibilidad humana, preocupada y ocupada en que sus integrantes progresen humana y socialmente.
Cada disciplina debe compararse -si es que esto deviene en menester-, consigo misma, con su evolución, sus propósitos históricos, y no con otras especialidades (en principio). Resulta básico y evidente, concluir entonces en que, para ello, ha de conocerse el origen y la evolución de esta especialidad.
El verdadero profesional, debe haber nadado vigorosa, extensa y profundamente en las aguas de la materia objeto de su estudio, y haber obtenido experiencias que puedan ser aplicadas no solamente en un caso cada cien, sino también en el día a día. Y no por eso, debe desechar la idea de flotar en su superficie, para experimentar qué se siente. Dicho de modo menos poético y yendo "al hueso": debe de conocerse el origen, la evolución, y el presente de la especialidad que hayamos elegido (así como todas o la mator cantidad de ramificaciones posibles), para poseer autoridad moral para opinar.
La autoridad jerárquica, se basa en la obediencia de cualquier precepto, por miedo a las consecuencias de un omnipresente castigo ante la omnisciencia del trabajador. La autoridad moral (incluso la ética), surge de manera natural en las personas, debido no a su poder de coercitividad, sino a su gran e incuestionable capacidad de conocimiento y desempeño, bajo casi cualquier situación que pueda acontecer. Y, para esto, querida amiga y querido amigo, no se necesitan solamente títulos, sino valores humanos que solo se aprenden en el seno de una familia con sensibilidad humana, preocupada y ocupada en que sus integrantes progresen humana y socialmente.
Capacidad de revisión y ejercicios de autocrítica permanente.
No basta con que algo revisado, aprobado o elaborado por ti, funcione excelentemente bien hoy. Dentro de un rato, mañana, o el mes entrante, algún indeseado acontecimiento podría superar y salirse del proscenio, y hay que estar preparado de antemano (tener siempre algún "plan B") para afrontar dicha circunstancia con hidalguía y profesionalismo, sin tergiversar la realidad, mentir, echar culpas a otros (y mucho menos a la vida misma, a las casualidades, a dios, o a la suerte).
Si piensas que serás malinterpretado si dices la verdad, pues, no la digas, pero tampoco mientas. Sé absolutamente honesto contigo mismo, antes que con nadie más. Soluciona el problema, y explica lo que debas, pero hazte cargo y cumple con tus obligaciones y responsabilidades. Mantente siempre en "la cresta de la ola" en materia de conocimiento. No todo se obtiene de manera académica: la práctica constante de la autodidaxia, es una excelente manera de "aprehender" (es decir "quedarse con" o "apropiarse de") todo tipo de conocimiento.
Idoneidad.
No por mucho estudiar se es necesariamente competente para/con el objeto de estudio.
No por mucho estudiar se es necesariamente competente para/con el objeto de estudio.
"El hábito no (necesariamente) hace al monje", y "aunque la mona se vista de seda... ¡mona se queda!"
Cuando se piensa en una carrera y en quienes pueden realizarla, ¿qué características entendemos que poseen dichas personas? ¿Inteligencia solamente? ¿Gran predisposición para la misma? ¿Tradición familiar que haya llevado al individuo a tomar ese camino? ¿Facilidad para absorber conceptos?
Puede ser, pero... ¿Y qué tal si pensamos en la cantidad de tiempo que es necesario poseer? ¿Y qué tal la idoneidad? ¿Solo son competentes los titulados? ¿Y el factor económico? ¿Qué tal si fue siempre un sueño para esa persona realizar esa carrera?
¿Y si no llegó, pese a que lo intentó?
¿Y si, no llegando, poseyó un potencial autodidacta que lo llevó a conocimientos que no pueden demostrarse con una titulación pero sí con la acción? ¿Y si la persona se preparó de manera "no convencional" o "no ortodoxa" pero es igualmente o aún más competente que alguien que posee un reconocimiento institucional por haber aprendido, estudiado, pero también memorizado contenidos que otros colocaron para ser estudiados? ¿Y quiénes son esos otros? ¿Estaban preparados para la tarea que todavía otros les encomendaron? Esos otros, son políticos... ¿no? ¿Qué sabe un político de educación? ¿Qué sabe un político de educación aplicada? ¿Cuánta ingerencia posee un político sobre los contenidos programáticos? Y sus subordinados... ¿eran gente capacitada desde el punto de vista del saber y no necesariamente desde el campo de las titulaciones?
Cuando se piensa en una carrera y en quienes pueden realizarla, ¿qué características entendemos que poseen dichas personas? ¿Inteligencia solamente? ¿Gran predisposición para la misma? ¿Tradición familiar que haya llevado al individuo a tomar ese camino? ¿Facilidad para absorber conceptos?
Puede ser, pero... ¿Y qué tal si pensamos en la cantidad de tiempo que es necesario poseer? ¿Y qué tal la idoneidad? ¿Solo son competentes los titulados? ¿Y el factor económico? ¿Qué tal si fue siempre un sueño para esa persona realizar esa carrera?
¿Y si no llegó, pese a que lo intentó?
¿Y si, no llegando, poseyó un potencial autodidacta que lo llevó a conocimientos que no pueden demostrarse con una titulación pero sí con la acción? ¿Y si la persona se preparó de manera "no convencional" o "no ortodoxa" pero es igualmente o aún más competente que alguien que posee un reconocimiento institucional por haber aprendido, estudiado, pero también memorizado contenidos que otros colocaron para ser estudiados? ¿Y quiénes son esos otros? ¿Estaban preparados para la tarea que todavía otros les encomendaron? Esos otros, son políticos... ¿no? ¿Qué sabe un político de educación? ¿Qué sabe un político de educación aplicada? ¿Cuánta ingerencia posee un político sobre los contenidos programáticos? Y sus subordinados... ¿eran gente capacitada desde el punto de vista del saber y no necesariamente desde el campo de las titulaciones?
Transparencia.
Todo el trabajo "documentable", debe ser documentado.
Puede comprenderse que no haya tiempo, que no se haya podido realizar esta tarea por estar atendiéndose emergentes, que sea una tarea en permanente construcción... Pero no, que no se haya comenzado nunca.
Otro problema es cuando el informático es "el único amo de todas las llaves"...
Poner contraseñas que absolutamente nadie más que él sepa, no documentar el trabajo que se va haciendo, no pensar en el profesional que venga atrás de (o después que) él, es caer en el vicio de la mala praxis.
Todo el trabajo "documentable", debe ser documentado.
Puede comprenderse que no haya tiempo, que no se haya podido realizar esta tarea por estar atendiéndose emergentes, que sea una tarea en permanente construcción... Pero no, que no se haya comenzado nunca.
Otro problema es cuando el informático es "el único amo de todas las llaves"...
Poner contraseñas que absolutamente nadie más que él sepa, no documentar el trabajo que se va haciendo, no pensar en el profesional que venga atrás de (o después que) él, es caer en el vicio de la mala praxis.
Vasta experiencia... encontrando siempre la mejor solución para cada caso, y resolviendo "muchos casos".
La experiencia no se mide en años, sino en aciertos. En ocasiones, se mide también en "volumen de trabajo" o "intención". ¿Quién podría reprocharle a Einstein la cantidad de tiempo que demoró en elaborar su "Teoría de la relatividad", o emitir un juicio sobre las "pocas teorías que aportó" en función de otros genios de la ciencia?
Que un ingeniero o técnico posea "20 años de experiencia en el rubro", no precisamente es indicador de que "sabe mucho". Hay informáticos que se quedaron en épocas muy obsoletas, y aportan más daños y problemas que soluciones. Me atrevería a decir que son demasiados... Quizás, la gran mayoría de nosotros (los informáticos) seamos así.
Reseñas
(1) "Hay que decir que no sólo del trigo hay harina, sino también de otros granos, como los del maíz. Lo cierto es que harinas las hay de distinto tipo y calidad, por ello es preciso no mezclarlas, no ponerlas en un mismo costal (saco, bolsa o contenedor)." - Sergio Domingo - https://sigificadoyorigen.wordpress.com/2010/05/03/harina-de-otro-costal/
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